Una vez más analizamos la actualidad (o intentamos hacerlo) desde la perspectiva de la comunicación. Si bien en este caso la crisis es política, los errores de comunicación son parte troncal de la misma.
Vamos a marcar dos y a realizar algunas apreciaciones en el camino. Primero: así como las marcas de los productos, las palabras que califican y distinguen a las decisiones de gobierno deben ser pensadas cuidadosamente. No parece ser el caso del “Fondo del Bicentenario”, que no es lo mismo que “el bicentenario al dofón”. La palabra Bicentenario es mucho más que un indicador cronológico. Connota historia, cultura, hechos, personalidades y, lo más importante, invita a pensar en un porvenir, en un futuro. Desde hace un tiempo ya vengo imaginando que esta palabra, durante 2010, va a ser sobre-utilizada, manipulada y toqueteada. Que cualquier cosa va a bautizarse con ella. “gol del bicentenario”, “maratón del bicentenario”, “trago del bicentenario”, “el reaggeton del bicentenario”… lo que sea. Nunca me imaginé que el abuso comunicacional lo inauguraría la Jefa de Estado. Arrancamos el 2010 bastardeando a la palabra como nunca. Culpa del Ejecutivo, de Redrado, de la oposición o de la justicia, que quien sea, la palabra ya arrancó con el pié izquierdo. Hasta no es delirante pensar que la elección de este pomposo nombre, sea también parte de esta crisis con forma de circo.
Vamos a marcar dos y a realizar algunas apreciaciones en el camino. Primero: así como las marcas de los productos, las palabras que califican y distinguen a las decisiones de gobierno deben ser pensadas cuidadosamente. No parece ser el caso del “Fondo del Bicentenario”, que no es lo mismo que “el bicentenario al dofón”. La palabra Bicentenario es mucho más que un indicador cronológico. Connota historia, cultura, hechos, personalidades y, lo más importante, invita a pensar en un porvenir, en un futuro. Desde hace un tiempo ya vengo imaginando que esta palabra, durante 2010, va a ser sobre-utilizada, manipulada y toqueteada. Que cualquier cosa va a bautizarse con ella. “gol del bicentenario”, “maratón del bicentenario”, “trago del bicentenario”, “el reaggeton del bicentenario”… lo que sea. Nunca me imaginé que el abuso comunicacional lo inauguraría la Jefa de Estado. Arrancamos el 2010 bastardeando a la palabra como nunca. Culpa del Ejecutivo, de Redrado, de la oposición o de la justicia, que quien sea, la palabra ya arrancó con el pié izquierdo. Hasta no es delirante pensar que la elección de este pomposo nombre, sea también parte de esta crisis con forma de circo.
Segundo aspecto y ya conocido: creo que el principal desencadenante de esta crisis es el mecanismo de toma de decisiones, casi inconsulto, de la Presidencia de la Nación. Un círculo de dos o tres personas, casi nada de especialistas, cero de previsiones políticas. ¿Es difícil imaginar que Redrado podía aprovechar esto mediáticamente? ¿Qué no le iba a molestar que no lo consulten? ¿Es difícil imaginar que la envalentonada oposición iba a pegar el grito en el cielo? ¿Es complejo pensar que los denominados fondos buitres iban a estar al acecho? ¿Era previsible que el grupo Clarín y muchos otros medios no se iban a cansar de pegar por esto? ¿Es complejo saber que la opinión pública está tendiendo hacia la concordia y consenso en desmedro de decisiones autoritarias? Yo nunca goberné, pero hay cosas que parece increíble que no se piensen.
Con una “marca” errada, un sistema de consulta cerrado y un impacto en los grupos de poder y presión no previstos, el gobierno Nacional inauguró el Bicentenario. ¿Qué otras banalidades y barbaridades comunicacionales le esperarán a esta palabrita de doce letras?
Con una “marca” errada, un sistema de consulta cerrado y un impacto en los grupos de poder y presión no previstos, el gobierno Nacional inauguró el Bicentenario. ¿Qué otras banalidades y barbaridades comunicacionales le esperarán a esta palabrita de doce letras?
1 comentario:
Por suerte, el 2010 pasó y no pudimos observar la manipulación y el "toqueteo" de la palabra Bicentenario, como había sido en un inicio con la utilización del concepto para hablar de un fondo financiero. Por suerte el Bicentenario fue una verdadera fiesta patria y popular.
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