Poco se habla de la vida y labor de Alfonso Carrido Lura. Político de raza periodista por vocación a la comunicación. Sabía de su valor y la importancia para la democracia de la responsabilidad social en su ejercicio. Electo Presidente, en uno de sus discursos, Alfonso dijo: “Democracia y comunicación son dos facetas de un mismo fenómeno, de una misma voluntad: La Democracia es desde su esencia misma, el ámbito de la realización del diálogo y la comunicación entre los hombres.
Alfonsín fue autor de centenares de artículos periodísticos y gestor de media docena de publicaciones. Conocía los caminos de conexión con la ciudadanía, de relación vital entre el periodista y la gente. Pieske, amigo de él de Chascomús, lo enmarca muy bien en su libro “Hombre de Prensa” que inspira (o intenta hacerlo) este artículo en mi blog. Alfonsín fue director del diario “El imparcial” de Chascomús en 1971, condujo la revista “Inédito”, escribió en el periódico “Adelante”, en la Revista de la Cooperadora de la facultad de Derecho de la UBA, en el censuario semi clandestino “Propuesta y Control”, en “El Cronista” de Chascomús también, entre otras actividades de comunicación más curiosas y poco conocidas que menciona Pieske: le gustaba realizar críticas literarias, escribía noticias necrológicas en honor a amigos y vecinos fallecidos y hasta llegó a elaborar guiones para televisión. ¿Habrá imaginado una escena televisiva así para su despedida final? Seguramente no. Pocos la imaginamos. Las causas de esta manifestación de afecto popular creo que fueron principalmente dos. La primera el liderazgo de este caudillo radical, conocedor de la esencia de la política y sus laberintos. La otra una compleja situación sociológica que marco a muchos e hizo que parte de los sentimientos reprimidos por la oscura época de gobiernos militares, se depositara en ese primer voto con la boleta del Alfonsín en mano. Por más aciertos a errores que tuvo, esa carga afectiva proyectada en su figura hizo que esta despedida sea para su familia y él país una despedida inolvidable.
Desde este perfil de comunicador que nos dejó, creo que hay mensajes a tomar en cuenta para nuestro desempeño profesional como comunicadores hoy. Voy a citar pasajes de uno de sus discursos. Creo que pueden ayudarnos:
“Si durante mucho tiempo hemos vivido bajo el imperio del monólogo de la autoridad, el gran desafío al que nos enfrenta una democracia moderna consiste, en última instancia, en garantizar que la multiplicidad de voces que hoy se escuchan en nuestra sociedad encuentres posibilidades reales de expresión en el sistema comunicacional”
“El político –y aún más el gobernante- y el periodista cumplen funciones distintas, tienen enfoques y, por lo general, aptitudes distintas. Son muy diferentes los unos de los otros, pero ello no obstante, están obligados a convivir íntimamente; sus oficios están entrelazados. Es por lo tanto inevitable que su relación sea dificultosa y cargada de sospechas de toda clase. Además esta relación tiende a ser una de adversarios y no de amigos. Es tal vez natural que así sea y, de todos modos, es mejor para la sociedad de lo que sería una relación signada por la complicidad” (…) “Aunque no me gusta todo lo que encuentro cuando abro los diarios, no por eso creo que mis críticos sean enemigos de la democracia”.
“La cooperación de los medios y los comunicadores no solo debe darse en el plano de la información mejor y más abundante, no solo debe darse en el terreno de las opiniones más diversas, aun las encontradas y de los comentarios más agudos. Debería darse esencialmente en el campo de la formulación de ideas, fértil campo imprescindible para llevar a adelante la Argentina nueva, la República nueva, la democracia nueva, la sociedad nueva”
Raúl Alfonsín
25 de agosto de 1986
Pese a las diferencias ideológicas que podemos tener con él, creo que este es parte del legado que nos deja a quienes trabajamos comunicando, construyendo la esfera pública Argentina, con la esperanza de una mejor democracia y de una República justa y solidaria.
Es que, Alfonso Carrido Lura, más conocido no por su seudónimo sino por su nombre real, Raúl Ricardo Alfonsín, antes de ser un demócrata, fue un gran comunicador. Aunque el padre de la democracia fue el pueblo y no él, sí lideró un proceso de consolidación de la misma que marcó a fuego a muchos argentinos que con algunas lágrimas despidieron al símbolo del primer voto y la libertad. Periodista de oficio conocía muy bien la importancia de la comunicación en la sociedad y para el gobierno. No por nada ganó las elecciones como las ganó, con un equipo interdisciplinario de campaña que abarcaba comunicación, semiología, sociología, entre otros saberes que mostraron un verdadero profesionalismo de la comunicación política que distó mucho de la poco genuino show publicitario de la Alianza de 1999. Alberto Borrini da detalles de la campaña en su libro “Cómo se hace un Presidente”.
Alfonsín fue autor de centenares de artículos periodísticos y gestor de media docena de publicaciones. Conocía los caminos de conexión con la ciudadanía, de relación vital entre el periodista y la gente. Pieske, amigo de él de Chascomús, lo enmarca muy bien en su libro “Hombre de Prensa” que inspira (o intenta hacerlo) este artículo en mi blog. Alfonsín fue director del diario “El imparcial” de Chascomús en 1971, condujo la revista “Inédito”, escribió en el periódico “Adelante”, en la Revista de la Cooperadora de la facultad de Derecho de la UBA, en el censuario semi clandestino “Propuesta y Control”, en “El Cronista” de Chascomús también, entre otras actividades de comunicación más curiosas y poco conocidas que menciona Pieske: le gustaba realizar críticas literarias, escribía noticias necrológicas en honor a amigos y vecinos fallecidos y hasta llegó a elaborar guiones para televisión. ¿Habrá imaginado una escena televisiva así para su despedida final? Seguramente no. Pocos la imaginamos. Las causas de esta manifestación de afecto popular creo que fueron principalmente dos. La primera el liderazgo de este caudillo radical, conocedor de la esencia de la política y sus laberintos. La otra una compleja situación sociológica que marco a muchos e hizo que parte de los sentimientos reprimidos por la oscura época de gobiernos militares, se depositara en ese primer voto con la boleta del Alfonsín en mano. Por más aciertos a errores que tuvo, esa carga afectiva proyectada en su figura hizo que esta despedida sea para su familia y él país una despedida inolvidable.
Desde este perfil de comunicador que nos dejó, creo que hay mensajes a tomar en cuenta para nuestro desempeño profesional como comunicadores hoy. Voy a citar pasajes de uno de sus discursos. Creo que pueden ayudarnos:
“Si durante mucho tiempo hemos vivido bajo el imperio del monólogo de la autoridad, el gran desafío al que nos enfrenta una democracia moderna consiste, en última instancia, en garantizar que la multiplicidad de voces que hoy se escuchan en nuestra sociedad encuentres posibilidades reales de expresión en el sistema comunicacional”
“El político –y aún más el gobernante- y el periodista cumplen funciones distintas, tienen enfoques y, por lo general, aptitudes distintas. Son muy diferentes los unos de los otros, pero ello no obstante, están obligados a convivir íntimamente; sus oficios están entrelazados. Es por lo tanto inevitable que su relación sea dificultosa y cargada de sospechas de toda clase. Además esta relación tiende a ser una de adversarios y no de amigos. Es tal vez natural que así sea y, de todos modos, es mejor para la sociedad de lo que sería una relación signada por la complicidad” (…) “Aunque no me gusta todo lo que encuentro cuando abro los diarios, no por eso creo que mis críticos sean enemigos de la democracia”.
“La cooperación de los medios y los comunicadores no solo debe darse en el plano de la información mejor y más abundante, no solo debe darse en el terreno de las opiniones más diversas, aun las encontradas y de los comentarios más agudos. Debería darse esencialmente en el campo de la formulación de ideas, fértil campo imprescindible para llevar a adelante la Argentina nueva, la República nueva, la democracia nueva, la sociedad nueva”
Raúl Alfonsín
25 de agosto de 1986
Pese a las diferencias ideológicas que podemos tener con él, creo que este es parte del legado que nos deja a quienes trabajamos comunicando, construyendo la esfera pública Argentina, con la esperanza de una mejor democracia y de una República justa y solidaria.
1 comentario:
Muy bueno el artículo!!
No conocía la faceta de periodista de Alfonsín.
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